De las importantes enseñanzas que he adquirido en el camino del feminismo la central es mirar hacia adentro. Mirar mi biografía para dar nombre a la experiencia de vida como mujer joven latinoamericana. Situar la vida para situar el feminismo. Y esta es la enseñanza al final de descolonizar el feminismo que nos presenta Adriana Guzmán en el libro colectivo descolonizar la memoria, descolonizar feminismos.
La enseñanza es que mi propia historia es mi brújula, es escuchar las historias de mis amigas y comprender la fuerza que hay allí, es mirar al frente las historias de las ancestras y que sus vidas se nos vuelvan espejo, es caminar el pasado de nuestros territorios latinoamericanos con el peso de la colonización, dictaduras, las guerras y el despojo reconociendo allí sus silencios como sus verdades que nos sitúan en un aquí y ahora, “para reconocer que la política más profunda y potencialmente la más radical surge directamente de la propia identidad” (p.33)
Esta reseña toma unos puntos que a mi me atraparon de este manuscrito y los llama enseñanzas. No escribo estrictamente de las enseñanzas de la activistaAdriana Guzmán, quién es una figura indispensable para llevar en el corazón cuando pensemos en los feminismos contemporáneos de nuestras tierras hermosas del sur y sin duda en las luchas colectivas que desean vivamente cambiar esta sociedad tan dolorosa, no escribo de ella como individualidad creadora ya que no creamos solas y mucho menos un movimiento comunitario, así que hablaré y pensaremos en las enseñanzas del feminismocomunitario "Una sola palabra porque la comunidad no es una teoría o una ideología, la comunidad simple o complejamente es" (p.28)
El manuscrito descolonizar la memoria, descolonizar feminismos inicia con esta advertencia
"No se trata de hablar de la descolonización, se trata de descolonizar" (p.5)
Personalmente es un reto hacer y reconocer las acciones decoloniales en la cotidianidad, cuando sientes que te has mimetizado perfectamente en el mundo laboral y en las dinámicas neoliberales. Donde te sientes un engranaje más en el sistema y cuesta diferenciar cuáles decisiones están alimentando este que parece no tener fugas, aunque yo no estoy del todo segura.
Asi entonces queda provocativamente suspendida las cuestiones
¿Qué acciones hacemos para descolonizar la memoria? ¿Qué acciones hacemos para descolonizar el feminismo?
Ahora si sumergiéndonos en el manuscrito, una de las cosas que enseña el feminismocomunitario es que ninguna historia de la humanidad es universal mucho menos la del feminismo.
Como sociedad tenemos verdades universales, podemos pensar en tres, libertad, igualdad y fraternidad. El feminismocomunitario nos dice que la universalización de conceptos como los anteriores es una estrategia del colonialismo “hecho a medida de quienes detentan el poder”, es decir, de una porción pequeña de la humanidad, la cual es blanca y burguesa, que pretende que el mundo sea a su imagen y semejanza. La libertad toma sentido cuando se detenta en ciertas geografías, con ciertos estándares corporales y con un importante capital, la igualdad es reconocida entre ellos y hay fraternidad con las mismas personas que se parezcan a su identidad. Lo universal no existe es una herramienta de manipulación para que todxs deseemos lo mismo y solo pocos puedan alcanzarlo.
¿Cómo pasa en nuestra vida? Por ejemplo, en la adhesión a las dinámicas del capital que es el trabajo y explotación para no pasar hambre, la adhesión a los valores de la familia, el deseo de un crecimiento profesional, de un crecimiento económico e individual (individualismo burgués liberal) ¡por qué podríamos vivir en una casa en comunidad! Pero preferimos buscar desenvolver la vida de forma individual y sino en una unión matrimonial heterosexual, nunca en comunidad. Descolonizar la memoria permite acércanos a la idea de vivir de otra forma y sí somos tan valientes como nos demanda la descolonización llevar la idea a la realidad.
Ahora bien, con el feminismo pasa una situación similar y su universalización se logra gracias a la academia, la cual posicionó verdades como las siguientes, el sujeto del feminismo es únicamente la mujer, la historia del feminismo se puede comprender en tres olas, la mujer logra su libertad en el empoderamiento individual y la instalación de madres del feminismo como Simone de Beauvoir. Que estas verdades se estudien en la academia como universales, que no se cuestionen todo lo contrario que sean vanagloriadas dentro de los claustros es una perdida importante para el movimiento social, cultural, de colectividad que es y debe seguir siendo el feminismo.
El feminismocomunitario rompe con la concepción de universalidad que envuelve nuestras sociedades, al proponer un feminismo autónomo que tenga en cuenta la lucha ancestral de las mujeres de nuestros territorios, como es mencionado en la página 10 en un subtítulo del manuscrito extirpar idolatrías y contar la historia de la resistencia de nuestras abuelas y poner en el centro de la historia propia de sus pueblos nombres como:
“Manuela Condori, Isabel Wallpa, Tomasina Silvestre, Isadora Katari, Bartolina Sisa, Gregoria Apaza y muchas otras que encabezaron los levantamientos indígenas anticoloniales en 1781, ocho años antes de la Revolución Francesa, ellas lucharon como mujeres y como comunitarias, no por la razón ni la igualación con los hombres, sino por el respeto a la vida, lo que paradójicamente les costó la muerte” (p.17)
En el feminismocomunitario como podemos ir entreviendo la comunidad lo es todo, es la forma en cómo vamos a luchar, es decir el medio y también es el fin. Se lucha y construye en comunidad para gozar de una que respete, ame y viva en armonía con todos los seres. En la página 28 podemos encontrar su propuesta que rompe con la creación del feminismo universal de buscar la igualdad entre hombres y mujeres, lo que buscan ellxs no es ni igualdad, ni diferencia, es la comunidad.
Al tener contacto con estas formas de lucha, la seducción me deja de manos cruzadas, inquieta y sentipensante. Al ser una persona errante que ha perdido la noción de territorio y no conoce la comunidad como lo proponen, siento que la colonización viene de allí también, de la distancia naturalizada con los otrxs, de la dificultad de sentirse acogida por una comunidad, de tener familias disgregadas, de desear mas la soledad que la lucha colectiva, de ser un cuerpo que cree que lo único que necesita es asi misma para vivir. En cambio, el feminismocomunitario trabaja entre todxs para un bien común donde “no se piensa las mujeres frente a los hombres, sino pensarnos mujeres y hombres con relación a la comunidad, denunciando y luchando contra el machismo y el patriarcado. Una comunidad donde se reconozcan las diferencias y no se disfrace con éstas de privilegios, una comunidad que no parte de los derechos, sino del respeto y responsabilidad con la vida” (p.31)
¿Cómo después de mi nacimiento interiorice los factores claves de la colonización y volver a la memoria antigua, a la tierra húmeda y a los pueblos originarios se siente imposible?
Sin embargo, precisamente allí está la desesperada necesidad, a todxs nos despojaron de la tierra, esa comunidad no existe, esa comunidad hay que inventarla por eso el feminismocomunitario trabaja con la concepción de la utopía ya que la fuerza está y estará por siempre en la imaginación.
Ahora algunas reflexiones que quiero dejar sobre la antropología y el feminismo a propósito de reconocer la antropología como dos cosas: 1) Una herramienta para la colonización de los pueblos originarios y 2) Un sitio hegemónico del conocimiento que delimita la verdad y posiciona universalidades. Hacer antropología me dejo la maña de realizarme todas las preguntas que yo quiera realizarme de todo aquello que viva. En mi cabeza estás desgreñadas preguntas tienen validez sin embargo dentro de la academia no. Tomo para este importante dilema otra enseñanza del feminismocomunitario que nos invita a buscar la autonomía del conocimiento y para eso debemos hacer una ruptura epistémica con los padres blancos del conocimiento.
En esa ruptura epistémica caigo en cuenta que desde que me gradué he hecho sin parar antropología. Me preguntó constantemente sobre las formas en que actuamos ante los estímulos del mundo es como estar igual que un ave de rapiña encima de lo que miramos cuestionándolo. Observando la mirada. Al hacer antropología de mi cotidianidad, donde pasan muchas cosas extraordinarias, descubro que es conocimiento y que estoy generando una ruptura epistémica.
Es entender que yo tengo la autoridad de preguntar y nombrar. Que desde mi propia experiencia puedo captar el mundo que rodea, que no es necesario categorías de afuera, de mundos lejanos y cuerpos de otras geografías, que todo el conocimiento lo tengo yo misma. Logramos la ruptura epistémica que propone el feminismocomunitario para llegar a nuestra autoridad epistémica a través de narrar nuestras historias.
“una ruptura epistémica con el feminismo euroccidental del hemos venido hablando, en la búsqueda por nombrarnos desde nuestros propios cuerpos de mujeres aymaras, indígenas, lesbianas, empobrecidas, sin renunciar al feminismo como forma de lucha y como construcción de pensamiento anti patriarcal, eso nos llevó a redefinir el feminismo y el patriarcado” (p.21)
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