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Mujer amarrada a una ventana

Foto del escritor: maria hurtadomaria hurtado

Marga López Díaz


El sol da fuerte en los sembrados.

Dos mujeres se hablan al otro lado de la cerca

me observan temerosas

saben que ya estoy muerta.

Ya ni el seno me duele

Después de la última tortura.

Ya no duela Rosaura

mi madre tan alejada de su huerto

del otro pueblo

ya no duelen sus lágrimas

ni la luz

ni el silencia de la tarde

ya no duela la vida.


Mañana, dispersa

en alguna orilla

entre hierbajos

hallada y recogida,

de pronto sin ninguna delicadeza

como un despojo más

quien sabe…


Pero yo amaba la ternura

yo

quería volver a ser juntada

como veía a mi madre acunar polluelos

con sus manos benditas

no sé por qué me viene esa imagen

ahora precisamente

cuando me urge llevar las manos

al vientre

y reunirme, encogerme, doblegarme,

como guardarme otra vez dentro de algo.


Pero tanto rato parada

ya ni el horror

ya ni el cansancio

soy mujer maniatada que mira

su hora final de sol

su noche olvidada del mundo.


Tal vez un viernes

alguna mujer me doblará con esmero

y llorará por esta agonía

ella también crucificada

ella también Rosaura.


Ella

al otro lado de la cerca

y ahora conmigo

como una hermana

que no se veía hace tiempo

detrás de mí.


Las dos amarradas

A una sola ventana.


Alcanzo a sonreír.


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