top of page

¿A dónde voy? Voy

Foto del escritor: maria hurtadomaria hurtado

Actualizado: 24 sept 2022

¿Por qué viajo? ¿por qué viajo al futuro? ¿por qué viajo al pasado? ¿viajo para encontrarme o para distanciarme? Los binarismos, dejar de pensar en binario que difícil se vuelve. Encontrarme en la distancia o distanciarme para encontrarme. ¿Puede ser una mezcla? ¿no? Pueden ser polos opuestos, quizás. Al final lo que pasa es que, al viajar, al irme, me encuentro donde no sabía que podía estar, con el confort y la duda que eso conlleva.


Caminaba por la quinta en Cali y sentía que no hay marcha atrás, es imposible devolverme en mis pasos, todo está cambiando y debo simplemente dejarme. Yo hice, yo tomé esta decisión sin saber cómo me iba ir, dónde iba a llegar, a quién iba a conocer. Aunque he traspasado momentos y puedo tener conclusiones me falta todo por descubrir. Yo estaba tan segura de quien era y ahora no me reconozco. Cambio de piel como una serpiente, me metamorfeo como la canción de los Caifanes “bajo las piedras hay otras pieles” y todos los días al despertar siento que mi cara no está definida, que ha cambiado sus gestos, sus líneas, sus meticulosas miradas que se niegan a abandonar su intensidad.





Cambia mi cara, mi materialidad, el reflejo del espejo, lo que hace cuatro meses casi no veo, por no tener espejo propio. Lo sé mi insistencia en los espejos es rara, allí hay algo de lo que he nombrado ya, pero nunca es suficiente.

La lejanía me hace sentir y ver distinta. He pasado largo tiempo sin volverme a encontrar porque ciertamente todo está cambiando. La sensación convulsa en vez de aminorar se acentúa y todas las mañanas se agarra de una fuerza que me obliga observar los cambios de mi cara, de mi carne, de mi cuerpo, de mi cabello pues reflejan algún cambio en el interior que no logro discernir.


Algo está cambiando.


Mis rasgos se alargan y salen líneas de expresión donde no tenía, enflaquezco y vuelvo a llenarme, mis brazos se ven alargados y mis piernas viven al borde desesperante de picaduras y moretones. En verdad la mujer del espejo en las mañanas se mira y se sorprende ¿quién puede ser ella?


Algo está cambiando.


Esta carne exterior refleja algo en el interior que yo no se.


Al caminar por la quinta no me da miedo de lo que viene, no es amenazante la piel que se me escurre, no da miedo destilarse y aparecer punzantemente perdida, sin bases que me sostenga, caída en un lugar desconocido.

Algo cambia para poder enfrentar el miedo y la soledad desde mi cueva, desde el hueco donde se escurre la piel cada noche que duermo o no duermo y la lágrima ve el cielo y limpia esas líneas de mis labios, esas líneas que ascenderán, harán su trabajo y se esfumarán.


Otra vez debo enfrentar la pregunta del viaje. Y mientras camino de nuevo por la quinta, que ya tantas veces he transitado acostumbrándome a ella y ella al fin acostumbrándose a mí, al abrirme el camino seguro para mi ondulado cuerpo; mostrándome las rutas más frescas, el brillo de la calle y las sonrisas de algunos transeúntes. Cuando sola camino siento que la inexistencia camina conmigo, que soy parte del mismo paisaje ventoso que se mueve tan valiente a las seis pm, me parece que siempre hubiese estado aquí, como si no hubiese existido un primer día aquel en el que me perdí, aquel en que la calle quinta tan derechita me parecía un laberinto y seguía apareciendo en el mismo lugar sin poder encontrar lo que buscaba estando al frente.


Buscar teniendo la respuesta al frente: es una burla gigantesca de la vida.

Hay cosas que parecen no tener inicio, hay cosas que terminan rápido, hay otras que nunca empezaron a comenzar, hay cosas que son meras ilusiones. Yo sé que saber es demorado, pero hoy caminando por la avenida quinta supe, de un momento a otro, que todo está cambiando, que si piso esta cera en este instante es por algo y me entrego con los ojos vendados a la intuición, corazonada, presentimiento que me guía.


Después de acostumbrarme a un lugar y un lugar acostumbrarse a mí, vuelvo a hacerme la misma pregunta ¿a dónde voy a ir? Ahora soy una ermitaña que no ha escogido donde echar raíces.


¿Qué significa echar raíces?


Un día en el trabajo estaba escuchando un audio libro de Clarice Lispector donde hacía esa misma pregunta:

¿A dónde voy? voy-se respondía-.

16 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comentarios


bottom of page