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La escritura como medio de lucha

Foto del escritor: maria hurtadomaria hurtado

Actualizado: 12 feb 2024

Hay luchas silenciosas.


Cuando llegue a vivir a Cali, leí de nuevo que viva la música de Andrés Caicedo. La cita al comienzo del libro dice:


Con una mano me sostengo y con la otra escribo





Sacrificio, así es esta labor. Vine a entenderlo cuando empecé a vivir en Cali; un acontecimiento que ha cambiado rotundamente mi vida. Cali me cambia. Después de Cali nunca seré la misma. Entre esos cambios está el tomarme enserio la escritura. Está en comprometerme con la escritura. Está en aprender que se aprende escribiendo, solo escribiendo. Está en saber que la escritura es un musculo que se debe entrenar todos los días. Está en empezar a observar los chispazos de ideas alucinantes después de llevar años escribiendo-Sí, la escritura es un musculo-. Verme a mí misma como escritora: ha tomado años. Verme honestamente ha tomado años, pero más allá, comprendí que verme es una lucha de no acabar, como la misma escritura.


Hay luchas silenciosas: escribir es una de ellas.


Cada vez me convenzo que este mundo no desea personas libres y escribir arremeta contra aquella norma. Las librerías, explican Irene Vallejo en el Infinito en un Junco, “en épocas tiránicas suelen ser lugares de acceso a lo prohibido y, por tanto, despiertan sospechas”. Los libros ponen en riesgo las estructuras sociales, tal caso es el del libro el capital de Marx que, en muchas ocasiones, en la historia se ha tenido que leer de forma clandestina.


Escribir y los libros son un símbolo de libertad.


Definitivamente existe algo en escribir que requiere trabajo feroz. Hay algo en escribir que requiere control mental. También hay algo en escribir que requiere malabarear con las emociones. Escribir para mi no es satisfactorio, es una fuente de miedos, que, si no me da vértigo, me da ansiedad.  Y ahí me tienes ante una página en blanco sin encontrar las palabras adecuadas y desechando la idea. O me tienes, como ahora mismo, escribiendo con una ansiedad desenfrenada, que, si no escribo lo que quiero, el cuerpo frenético inicia a temblar. Escribir: trabajo laborioso, trabajo de años, es una cultivación a la paciencia y un abrazo a la soledad. Detrás del trabajo, está las acciones de lectura, compromiso y exposición. Pienso si no hay crítica ante lo que se escribe, si no se expone y recibes la mirada del otrx, ¿la escritura fluirá?


Sufro de miedo a la exposición. Estoy aprendiendo a resquebrajarlo.


En nuestra sociedad mediática donde la imagen prevalece a las historias escritas. Donde nosotrxs no nos detenemos a ver cuidadosamente una imagen en Instagram, ahora las palabras son humo en las pantallas. Lo único que hacemos es hacer scroll hasta el fin. Hay una gran fuente de lucha contra ello en la escritura y la lectura.


He comprendido la necesidad de la soledad por la apertura que le regala a la escritura. Por la apertura de la lectura. Por la creación que se extiende en la soledad. Por la importancia de mirar hacia adentro y entenderme dentro del mundo actual que implica vivir inmersa en la tecnología y la apatía, los remordimientos, el amor y la paz.


Las palabras de Marguerite Duras, escritora francesa aterriza ideas de la soledad que por el camino de la escritura voy comprendiendo


“La soledad no se encuentra, se hace. La soledad se hace sola. Yo la hice. Porque decidí que era allí donde debía estar sola, donde estaría sola para escribir libros. Sucedió así. Estaba sola en casa. Me encerré en ella, también tenía miedo, claro. Y luego la amé. La casa, esta casa, se convirtió en la casa de la escritura. Mis libros salen de esta casa. También de esta luz, del jardín. De esta luz reflejada del estanque. He necesitado veinte años para escribir lo que acabo de decir”





Como Duras, yo también tengo miedo, físico miedo.


Tomo a las palabras. Vivo esta experiencia y tengo el afán de escribir sobre ella. Casi siempre no se que decir. Las palabras provenientes de la soledad, son una lanza filuda que me atraviesa, es dolorosa la flecha, pero es liberadora. Todo lo escrito es una dicha dolorosa. No solo el dolor es doloroso.


La combinación de la soledad y la escritura se acepta, sin embargo, hay una envidia en la escritura en colectivo, a ellxs les tenemos mucho que aprender.


Las emociones son cuerpo. Las experiencias que nos duelen, nos duelen antes en la piel, es después de la emoción corpórea que nace la palabra.


La obligatoriedad del trabajo en nuestra actualidad, a menos que seas heredera, donde ganamos un salario para vivir y por ello entregamos nuestro tiempo, genera que no tengamos espacios para escribir. Esa experiencia de arrebatamiento de nuestros tiempos y ritmos propios es un dolor profundo. Aquel entendimiento se encuentra entre los cubículos, en el bus, en el baño, inmersos en emociones como la frustración y la ira.


Nosotrxs lxs trabajadorxs sin estabilidad económica, con trabajos de 8 horas, mujeres que se encargan del cuidado ¿estamos condenados a no escribir?


En esa desolación constante ha estado fluctuando desde el tiempo que llegue a Cali. Gracias a esa desolación constante he aprendido a vivir y escribir. Creo que aprendí que una no desea algo con tanta fuerza ya cuando te lo han quitado. Sin embargo, cuando la escritura te atrapa, se aprende a escribir donde sea. Cuando la escritura es tan importante para vivir no se puede dejarla y toca aprender a escribir con las condiciones que nos rodean. Gloria Anzaldúa lo dice:


 “Olvídate del «cuarto propio». Escribe en la cocina, enciérrate en el baño. Escribe en el autobús o mientras haces filas, en el departamento de Beneficio social, o en el trabajo durante, la comida, entre dormir y estar despierta. Yo escribo hasta sentada en el escusado. No hay tiempos extendidos con la máquina de escribir a menos de que seas rica, o que tengas un patrocinador (puede ser que ni tengas una máquina de escribir). Mientras lavas los pisos o la ropa escucha las palabras cantando en tu cuerpo. Cuando estés deprimida, enojada, herida, cuando la compasión y el amor te posea. Cuando no puedas hacer nada más que escribir”



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